domingo, 28 de abril de 2013

Articulo de Gerardo Urchaga Rodríguez, Director del programa de recolocación de Delphi (DTS)



(Para los que me piden que explique por qué )

"LO QUE MAL EMPIEZA, MAL ACABA"


Cuando salíamos de la reunión, los dos altos directivos de BWI me miraron, entre sorprendidos y defraudados, con unos ojos más que significativos, que me preguntaban: ¿no nos habías dicho tú que en la Junta estaban interesados en este proyecto?

Eso sucedía el 1 de Junio de 2012, pero todo empezó unos cuantos meses antes. 

A finales del año 2011, Antonio Montoro (sí, él fue quien inició todo) venía insistiéndome en que había establecido contactos con dos multinacionales que podrían estar interesadas en instalarse en lo que fue Delphi. Admito que, desde ese momento, intenté disuadirlo de hacer esfuerzos tan baldíos. Pero él no me hizo caso. Un día me dijo que uno de los grupos había manifestado que su posible interés había decaído, lo que no solo no me sorprendió, sino que aproveché para insistirle en que no se hiciera ningunas ilusiones con el otro.

Pero un par de semanas más tarde, apareció eufórico en mi despacho, diciéndome que una persona, que actuaba en nombre de BWI, quería hablar con nosotros y con alguna autoridad de la Junta. Se trataba de José Rodríguez López, para el que preparamos una reunión con la Delegada, Angelines Ortiz (quien iba a aportar durante toda la negociación todo su empeño, superando, muchas veces, las incomprensiones y falta de apoyo de algún otro).

En la reunión, que se celebró a finales de Enero de 2012, Angelines y el Secretario de la Delegación, informaron de las posibilidades de subvenciones y de ayudas.  José Rodríguez, por su lado, trasladó el interés de BWI en conocer todas esas circunstancias para comenzar a valorar las posibilidades de implantación en las naves de Puerto Real. Quedamos todos en esperar a que BWI nos indicara si mostraba, o no, interés por la operación.

Pero pasaron algunos meses y no recibimos noticias, lo que nos hizo pensar que el asunto no tendría más recorrido. Mucho después supimos que el frenazo se debió solo a que, lógicamente, decidieron esperar al resultado de las elecciones de Andalucía, para negociar con quienes, tras ellas, estuvieran en el Gobierno. Y recordemos que las previsiones y encuestas no hacían prever continuidad.

Al poco de constituirse el nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía, recibimos la contestación de BWI, en el sentido de querer continuar con las conversaciones iniciadas.
Le planteé a Antonio que, a partir de ese momento, debía haber una reserva absoluta para que las negociaciones fueran adelante. Él lo entendió y convinimos en que, para no "traicionar" a los otros representantes sindicales, dado que no podíamos ampliar el conocimiento de los hechos a más personas, él abandonaba las negociaciones y sería yo, en solitario, quien mantuviera el impulso y la representación del "programa de recolocación", en las negociaciones.

 Trasladé a la oficina del señor Viceconsejero la voluntad de BWI de mantener una reunión a alto nivel de la Junta, con dos altos directivos de la multinacional, que se desplazarían a este fin a Sevilla, cuando nos dieran la cita.
 
El Coordinador de la Viceconsejería, Ángel Martínez ("¡Dios, qué buen vasallo, si hubiese un buen Señor!") y su equipo comenzaron a preparar información sobre el Grupo BWI, en la que colaboré, como era lógico, y además para disipar las dudas de que pudiera tratarse de "empresas fantasmas", en búsqueda infame de subvenciones, en unos momentos aquellos de hipersensibilidad por algunos hechos recientemente acaecidos. Entendí perfectamente el retraso en la fijación de la cita, hasta no tener seguridad en la viabilidad y solvencia de la empresa interlocutora. Pero, una vez confirmadas, me resultaron más incomprensibles la dejadez y las dilaciones posteriores en el curso de las negociaciones.

Finalmente, se fijó el día 1 de Junio, a las 9:30 de la mañana, la reunión a la que debíamos asistir el señor  Viceconsejero, el Director General de la Agencia Idea, la Delegada Provincial y yo mismo. Por parte de BWI estarían el "Global Director of Sales and Engineering" y el "Global Chief Product Engineering Suspensions", responsables ambos de la política de expansión industrial del grupo BWI.

Pensé que sería útil verme con los directivos de BWI antes de la reunión y les invité a una cena en Sevilla la noche anterior, para conocer mejor, en un entorno más reducido y de mayor confianza, su posición, sus expectativas y estrategias, y para pedirles que tuvieran comprensión y paciencia, conociendo como yo creía que conocía (¡qué gran error el mío!) determinadas maneras de la otra parte.

Creí también que sería bueno que, al día siguiente, antes de la reunión, pudiera informar a los representantes de la Junta del resultado de mis conversaciones durante la cena. El papel de "agente doble" podría haber sido eficaz. Ante la imposibilidad, como siempre, de hablar personalmente con el señor Viceconsejero, se lo indiqué a su Coordinador y quedamos en que yo estaría a las nueve de la mañana, media hora antes de la reunión, para informarles y afrontarla con un mejor conocimiento de la situación.

En mitad de la cena me llamó Ángel Martínez para indicarme que la reunión tenía que adelantarse media hora por un problema del señor Viceconsejero y me pedía que se lo dijera a los directivos de BWI, los que no pusieron ningún problema al adelanto horario. Yo mantuve con el Coordinador nuestra cita previa a la reunión, pero, ahora, a las ocho y media. 

La cena fue muy interesante y esclarecedora; y me permitió conocer mejor, no solo la enorme estructura de BWI en el mundo, sino, sobre todo, sus motivos de una nueva instalación industrial, teniendo en cuenta la saturación de producción que había alcanzado su fábrica de Polonia y la urgencia de sus necesidades para abastecer el mercado europeo.

Al día siguiente, yo estaba en la Consejería a las 8:30, pero el señor Viceconsejero no apareció hasta después de las nueve. Antes, a las 8:50, ya estaban allí los directivos de BWI. Los atendí yo en una sala a la que,  tiempo después, se incorporaron el Director de Inversiones de IDEA (en lugar del Director General, como estaba previsto) y la Delegada Provincial; y esperamos todos a la incorporación del Viceconsejero. Pasadas las nueve y media (la hora prevista inicialmente para la reunión, antes de ser adelantada media hora por el señor Viceconsejero) intentamos saber qué ocurría y si la reunión se iba a celebrar o no. Nos aseguraron que se celebraría, pero que aún se retrasaría. Eran casi las diez de la mañana cuando apareció el señor Viceconsejero, pidiendo disculpas por su retraso y anunciando que ¡solo podría estar cinco minutos!. Efectivamente, había transcurrido poco más de esos cinco minutos, cuando el Director de Ingeniería y Ventas estaba exponiendo las magnitudes más significativas de BWI,  el señor Viceconsejero abandonó la reunión, no sin disculparse nuevamente.

Angelines Ortiz y Paco Alvaro les explicaron, en términos generales, las posibles medidas de apoyo y ellos se comprometieron a enviar en breve (como así hicieron) el Plan Industrial de inversiones a realizar.

No sé si ese mal comienzo fue lo que lastró todo el proceso de "negociación" posterior. O fue sencillamente que ya en aquella reunión, alguien nunca tuvo intención de ir adelante con el Proyecto. El hecho es que, desde entonces, todo fue una sucesión de evasivas, desencuentros y dejadez total, por quien parecería lógico que debería tener interés en atraer inversiones a la Bahía de Cádiz. La inmensa cantidad de emails (aunque no es ético darlos a conocer) generados durante todo el proceso, deja clara cuál fue la postura de cada uno.

Cuando yo dejé de tirar del carro y de ejercer de permanente "pepito grillo", no lo hice por agotamiento, ni porque no creyera en el Proyecto. Mi experiencia de haber creado, a lo largo de mi vida profesional, ocho empresas, con más de mil puestos de trabajo, me confirmaban cada día en su viabilidad. Solo tiré la toalla cuando pensé que yo era un obstáculo para que fuera adelante. También en esto me equivoqué. Sin mí, tampoco lo hizo.

El fracaso lo fue, a pesar de la enorme generosidad de los cuatro sindicatos, en todo momento, desde que pudieron intervenir, dispuestos a aceptar casi lo inaceptable; del esfuerzo permanente de Angelines Ortiz y del interés constante de Ángel Martínez.

Mi última esperanza fue que Izquierda Unida sacara el tema adelante. Y, a pesar de los buenos deseos de Manuel Cárdenas (que ya hace mucho tiempo fue el primero que me habló de aplicar el fondo económico de Las Aletas a este proyecto) y de Ignacio García, algo o alguien les echó para atrás.
  
Al acabar aquella primera reunión (a la que me refería al principio), como yo estaba tan perplejo como los dos directivos de BWI, no sabía qué contestarles. Para evitar que, visto lo visto, dudaran del interés de la otra parte, se dieran media vuelta y desaparecieran, me vi en la necesidad de confirmarles que sí; que la Junta estaba muy interesada en su Proyecto.

Desde entonces, seguramente cometí muchos errores. El principal, creer que, tras varios años sin que prácticamente hubiera en el mercado laboral de Cádiz, ofertas  de trabajo, este proyecto podría haber creado 400 puestos, además de la dinamización industrial de la Bahía, con la consiguiente aparición de trabajo en las empresas auxiliares y la creación de riqueza, tan necesaria en Cádiz.

También pensé que no se regatearían esfuerzos para conseguirlo. Como hicieron los sindicatos (con mucha más generosidad y responsabilidad de la que cabía esperar) y el propio colectivo de trabajadores, manteniendo la paz social (a pesar de la desesperación de la proximidad del fin del Programa), mientras se sustanciaban las negociaciones.

Pero no fui capaz de ver  que hubiera voluntad política para llevarlo adelante. Si la hubo, no la vi. Las dificultades (propias de toda negociación) eran perfectamente salvables, incluso las  retributivas. Pero, para eso, hace falta tener voluntad política.

El colectivo de Delphi (que confío en que disculpe que yo tuviera más voluntad que éxito en esta negociación) nunca podrá reprochar a la Junta que, desde hace cinco años, no haya puesto dinero (las sumas han sido hasta indecentes). Pero, esta era la mejor ocasión de hacer un buen uso del mismo, porque no se trataba de gastar dinero, sino de invertirlo.

A pesar de los malos comienzos, se trataba de conseguir el futuro. Y no pudo ser.


                                                                          Gerardo Urchaga Rodríguez

                                                      Director del programa de recolocación de Delphi  (DTS)